lunes, 29 de agosto de 2011

Bohemios en mini-cooper

Hay tantos pseudo bohemios hoy en día pululando por el mundo que creo que está haciendo falta aclarar un poco ciertos términos. La Bohemia, original, con Baudelaire como figura representativa, exponía ante el mundo el rechazo de la vida burguesa y todas sus instituciones, poseían quizás una cierta inspiración pre-punk. Bebían, derrochaban en alcohol y ajenjo sus ganancias y se relacionaban íntimamente con la creación artística de vanguardia por el solo hecho de percibirla como un ámbito aún no invadido por la lógica comercial de la burguesía. En el presente veo innumerables legiones de “gente bien”, de acomodados en el sistema que se autodenominan Bohemios o que sin siquiera saber que estos existieron, proclaman valores de rebeldía antiburguesa sin reconocer su propio lugar en la rueda. En esta categoría me incluyo ya que no pertenezco a la masa creciente que vive en la miseria y solo a eso debo la posibilidad de estar formulando y escribiendo mis ideas, espero, no en vano. Una actitud bohemia hoy por hoy, concordante con el espíritu original de rechazo y oposición a los valores burgueses implicaría el abandono a las costumbres naturalizadas basadas en la búsqueda de satisfacción personal inmediata. Ya no es revolucionario patinarse la guita en joda, es funcional al sistema. Ya no es un acto de rebeldía frecuentar círculos artísticos, ya que estos hace mucho fueron cooptados e institucionalizados por las redes del mercado y lejos de “crear” ética y estéticamente se dedican a reinventar una y otra, estéticamente, vez aquello que éticamente no pueden ni siquiera vislumbrar: algo diferente a lo habitual, lo único que cambia es el soporte o el “concepto” pretencioso de la obra, y lo único que importa es el curriculum del artista, inflado artificialmente claro por un pasar económico fructífero heredado. Para poder llamarse realmente Bohemio hay que romper con todo eso, hay que realmente “no ser burgués”, buscar en los ámbitos dejados de lado, en lo desdeñado, en todo aquello tomado naturalmente y sin cuestionamientos por inútil o caduco. Propongo a los sentimientos, y lo propongo porque reflejan lo opuesto a muchas constantes de la vida moderna indiscutida. Los sentimientos duran a lo largo del tiempo, los sentimientos fomentan el pensamiento y gracias a su intensidad y profundidad a la introspección y la creatividad. La introspección misma es un bastión frente a la superficialidad extrovertida. La vida moderna permite que existan “emociones” como un resabio de nuestra animalidad inherente, y está bien que así sea, la emotividad se volvió un engranaje más en la maquinaria cotidiana, gracias a ella compramos compulsivamente y dejamos tener amores para pasar a tener pasiones tan intensas como breves. Nuevamente lo repito, hoy por hoy, para oponerse al estado decadente de las cosas, hay que animarse a sentir.

Sentir es comprometerse, sentir es arriesgar y arriesgarse; sentir es disponerse al sacrificio. Por como lo percibo, sentir es todo lo contrario a los valores cotidianos que se defienden culturalmente, donde salvarse a uno mismo y a los cercanos primero es la prioridad, la razón de ser y el motor de la vida diaria. Los sentimientos mueven montañas, lo demás es solo dinero.

Navegar en las fisuras del sistema, eso es lo que nos queda.

4 comentarios:

Alejandro, Electric Wizard dijo...

Les advierto, quridísim@s lector@s que revisando en las catacumbas de los archivos de mi compu encontré toda una serie de los mas variados textos, con esta reflexión a la cabeza, que iré publicando en los encuentros sucesivos.

una sardina dijo...

Con plata, cualquiera es comunista.

Pau... Muna. dijo...

Impecable Ale, hasta no hace mucho venía dándome manija con pensamientos parecidos... abrazo!

Alejandro, Electric Wizard dijo...

Grosso, me falta otra morchasa bién argentina que postee y ya podemos formar "LOS ÁNGELES DE EMME"