lunes, 5 de abril de 2010

Ahora que lo pienso, ¡Que niño que fuí! En parte deseo no volver a serlo, por todo lo que sefrí al crecer. Pero otra parte de mí pide a gritos soñar, jugar, volver a ser espontaneo, vivir sin el temor a los golpes que dejan los moretones. Siempre repito que hay lineas que cuando se cruzan ya no hay vuelta atrás, y el ejemplo que más uso es el de la experiencia, pero no es nostalgia, ni una remembranza lo que añoro.
Hoy escuché que después de un choque hay que subirse a un auto rápido, antes de agarrarle miedo. Creo que nunca supe manejar ni tuve auto, ni nadie que me preste uno en esta carrera. ¿Tuve suerte? ¿solo suerte? Me pregunto cuando volveré a manejar, ¡Aunque sea una bicicleta!

1 comentario:

Eduardo Bigporro de gusanomuerto dijo...

No te preocupes, los autos no son buenos, en realidad aumentan el individualismo.
Una bicicleta seria hermoso, pero nada como la infancia.
La verdad coincido mucho con lo que decis y me encanta tu blog !