Andaba pensando en esos momentos de quiebre que tiene la vida, esas cosas que nos marcan a fuego. Momentos y experiencias que tras vivirlas no somos las mismas personas que antes. A la que me voy a referir hoy es una que me llenó de una mezcla de emoción, adrenalina y sensación de justicia divina, y me estoy refiriendo, ni mas ni menos, al momento en que por primera vez, renuncién a un trabajo de mierda. Ahhh, que alivio.
2 comentarios:
Enhorabuena!
Feliz renacimiento!
Hahaha, no, no soy yo el que renunció. El mi homenaje a quienes viven, vivieron o van a vivir esa fantástica experiencia.
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